23 abril 2011

Diada de Sant Jordi (San Jorge en cristiano)

No recuerdo haber declarado mi catalanidad anteriormente. Creo que no. Tampoco en mi perfil digo nada en ese sentido. Será que no lo considero tan importante como para ir por ahí proclamando mi lugar de origen.

Pero hoy, con motivo del día de Sant Jordi, me he decidido a salir del armario no por un particular deseo de autoafirmación sino, más bien, por si alguien tiene afición a valorar a las personas por su lugar de nacimiento. Para que pueda ir sacando sus conclusiones.

Como ya sabrá (o no) el señor lector, el día de Sant Jordi (San Jorge en cristiano) se celebra en Cataluña la tradición de regalarnos libros y rosas los unos a los otros. Y poco más. Libros independentistas, se entiende. O en catalán. Los libros españoles no se pueden vender porque esta prohibido. Yo mismo conozco a un tipo cuyo cuñado conoce a alguien a quien se le ocurrió hacerlo y no se ha vuelto a saber de él. Se ve que alguien investigó su desaparición y escribió un libro con el resultado de sus indagaciones. En español. Así que nadie se lo ha leído.

Es lo que tiene odiar el idioma español y todo lo que representa.

La culpa es del gobierno de los separatistas, que permite que se eduque a nuestros hijos en catalán y solo en catalán. Con lo rico que es el castellano. Pues no. Ellos en catalán. Sin importarles la cantidad de hablantes de uno y otro idioma (los catalanes todavía no sabemos que el catalán es un dialecto inventado en el siglo XIX para tocar los cojones).

Se nos tendría que caer la cara de vergüenza. Yo mismo, que he sido educado para renegar de España y de su puta madre, me expreso siempre en castellano. ¿Será posible? ¿Y no me dan de hostias los demás catalanes, que son igual de hijoputas que yo pero, además, se empeñan en hablar su idioma de intolerantes?

¡Pues claro que sí! Me hostian permanentemente. El otro día el bofetón me lo dio el panadero y, acto seguido, la mujer del kiosco. Pero uno se va acostumbrando. Aunque también es verdad que algunos días consiguen que te replantees algunas cosas. Cambiarme el apellido, por ejemplo. Turralva me quiero poner, a ver si así me dejan de llegar anónimos al buzón.

Ya sé que tengo derecho a llamarme Torralba y expresarme en mi castellano materno pero uno prefiere renunciar a algunas cosas a cambio de vivir tranquilo.

Dice mi mujer que nos tendríamos que mudar a Ciudad Real. No estoy seguro. El caso es que seguimos aquí y no aprendemos. Fíjese el lector de hasta dónde llega nuestra estulticia que, siendo la inmensa mayoría de nosotros hijos o nietos de al menos un "español", todavía no nos hemos puesto de acuerdo para erradicar la plaga del nacionalismo.

No sé qué es pero algo tiene que haber en el aire catalán que nos convierte a todos en gilipollas. Si no, no se entiende que en cualquier país (o región) del mundo haya un porcentaje infinitamente menor de subnormales por Km2.

¿Será un gen? ¿Será la mala suerte? Sea lo que sea, algo hay. ¿Pero qué extraño fenómeno explica tanta estupidez en tan poco espacio? Es curioso. Muy curioso.

He oído que la culpa es de los políticos, que los nuestros son peores que los de los demás. Y más egoístas que los de otras comunidades. Y peores personas. Incluso los que han nacido en Andalucía (Montilla) o Aragón (Durán Lleida). Menuda gentuza.

Yo lo que creo es que los españoles son todos unos pillines que se han puesto de acuerdo desde tiempos pretéritos para enviar a Cataluña únicamente lo peor de cada casa y así tener toda la bazofia concentrada en el mismo sitio, con lo que eso conlleva de facilidad de manejo y administración.

Perdónesenos pues nuestra proverbial estupidez, que es toda la que nos pertenece por derecho más aquella que antaño tuvisteis esparcida por el resto de la península y ahora retenemos nosotros concentrada y tanto veneramos y tan variopintas formas y expresiones adquiere y a vosotros tanto incomoda pues, al haberla desterrado tiempo ha, ya no sabéis cómo huele ni qué cara tiene ni cómo se las gasta.

Pero, por el amor de Dios, agradézcasenos también de vez en cuando, pues gracias a que nosotros los catalanes somos todos (la mayoría) tontos del culo, los habitantes de allende nuestras fronteras sois como sois. De majos. (Todos no, pero la mayoría).