11 junio 2011

Lecciones de economía de un perroflauta secreto

Ya me imagino que los que os pasáis por aquí no venís buscando conocimiento ni erudición. Más bien, todo lo contrario.

Me gustaría pensar que los que volvéis lo hacéis pensando algo así como: "A ver con qué nos sorprende hoy al payaso ese".



Pues hoy os sorprendo con el blog de un profesor del IESE para que no sigáis haciendo el ridículo cuando habléis de economía en los banquetes de boda a los que vais (pero no queríais ir porque no conocéis a nadie y os imagináis en qué mesa os van a colocar y os acordáis de determinado cantamañanas que está de vuelta de todo y que probablemente os encontraréis y no os explicáis el dinero que le pagan en su empresa  ni que tenga el pedazo de novia que tiene, el subnormal).

Si alguien cree recordar que eso del IESE tiene algo que ver con el Opus, está en lo cierto. Pero aún así dice cosas (a veces) que firmaría el mayor de los perroflautas.

La vida en este planeta tiene eso. Que no hay por dónde pillarla.

07 junio 2011

Una frase y su longitud

Hola amigos de nuevo. Heme aquí otra vez, puntual como casi siempre a mi cita más o menos diaria con la más pura genialidad.

Hoy, la cosa va de frases largas. Se conoce que esta tarde he pasado por el blog de Portnoy, dónde alguien había opinado acerca de la simplicidad de la frases de Stephen King. Y entonces me he acordado de cierta frase de extraordinaria longitud (y belleza) perteneciente a "Lolología (El empujoncito)" que es un novelón de 35 pares de cojones que he escrito un amigo muy amigo mío.

Pertenece a uno de los últimos capítulos, cuando ya veía la luz al final del túnel. Recuerda (mi amigo) haberse dicho: "No hay cojones de hacer una frase de diez líneas". "Que sean quince" se respondió. Al final la frase le quedó tal que así:


"Dicho esto, aquellos que no hubieran merecido el tan ansiado salvoconducto a la selectividad se tenían que conformar con unas palmaditas solidarias en la espalda y una recriminación benévola por no haber sabido corregir el rumbo de su destino con una miserable pata de cerdo o una rutinaria mamadita, mientras que a los tres o cuatro cretinos que no habían bajado del siete en todo el curso pero aún así se habían pasado la mañana jugando a estar al borde de un ataque de nervios se les hacía pagar su desvergüenza con mofas de toda clase, insultos de intensidad variada y ocasionales agresiones leves en la parte posterior del cuello, sobretodo si su apellido empezaba por una de las últimas letras del abecedario y a su salida del despacho les esperaban muchos de los que ya sabían que se las iban a tener tiesas con sus padres nada más llegar a casa y, lógicamente, necesitaban a alguien a quien hacérselo pagar."


¿No es una preciosidad?


PD: Si os gusta tanto como a mí, haced como yo. Escribíosla en el pene para así tenerla siempre a mano. 

06 junio 2011

El mejor blog del mundo

Ayer me estuve dando una vuelta aleatoria por los blogs de este mundo. Y supe dos cosas. La primera, que este es el mejor blog de gilipolleces del mundo con bastante diferencia. La segunda la he dibujado para todos vosotros, que sois multitud.

Siempre he sido muy de sacar conclusiones.

04 junio 2011

¿En qué consiste ser un genio?

Pues entre muchas otras cosas como follar poco, ser un genio consiste en decir verdades como la que viene a continuación y tras cuya lectura no puede uno dejar de experimentar un estremecedor encogimiento de escroto. Si se es mujer, pues no sé.

“Todo es más complicado de lo que usted piensa. Usted sólo puede ver una décima parte de lo que es verdad. Hay millones de pequeños hilos amarrados a cada decisión que toma; usted puede destruir su vida cada vez que escoge algo. Pero quizá no se va a dar cuenta hasta dentro de veinte años. Y nunca podrá rastrearlo hasta la fuente (…) Dicen que no hay esperanza, pero la hay: es lo que usted crea. Y aun cuando el mundo sigue dando vueltas por los eones de los eones, usted está aquí sólo por una fracción de una fracción de un segundo. La mayor parte de su tiempo es gastada en estar muerto o en no haber nacido todavía. Pero mientras está vivo, espera en vano, desperdicia años esperando una llamada o una carta o una mirada de alguien para que todo esté bien. Y así gasta su tiempo, una vaga sensación de culpa o una vaga esperanza de que al final algo bueno llegará. Algo que lo haga sentir conectado, que lo haga sentir completo, que lo haga sentirse amado. Y la verdad es que me siento tan iracundo, y la verdad es que me siento putamente triste, y la verdad es que me he sentido herido por tanto tiempo, y durante todo ese tiempo he pretendido que estoy bien, para ir con la corriente, sólo para, no sé, porque nadie quiere escucharme hablar de mi miseria, porque ellos tienen la suya propia. Bueno, que se jodan todos. ¡Amén!”.


Esto lo dice un personaje de una película escrita por Charlie Kaufman, al cual dedico una parte importante de mi anodina existencia.   

El bajo de los pantalones


02 junio 2011

Ortega Cano (Yo confieso)

Este no es el post de hoy.
El post de hoy es el que viene después de este. El de los vendedores.
Qué asco de gente.

En este post quisiera confesar una cosa de la que no estoy nada orgulloso.
Más bien, me avergüenzo. Y mucho.
Me he dado cuenta que cada vez que leo una noticia sobre la evolución del estado de salud del torero Ortega Cano, tiendo a querer que se muera.

Lo prefiero. Como que me hace ilusión.
Pero ¿pur qué? (que diría Mourinho) ¡Si ese pobre hombre (Mourinho no, Ortega cano) no me ha hecho nada!
Me parece un capullo, sí. ¿Y por eso le deseo la muerte? ¿Qué gano yo con que se muera ese gilipollín? ¡Nada! ¡No gano nada! ¡Soy un cabrón con pintas!

¿A vosotros no os pasa?

Una de vendedores

Hoy me he levantado egocéntrico, así que me ha dado por pensar que las cosas que me pasan a mí le pueden interesar a alguien en la otra punta del globo terráqueo. (Un peruano, por ejemplo, que lo hay).

Pues bien, aunque no voy a decir dónde trabajo ni qué hago allí, sí puedo decir que no soy vendedor. Yo soy parte, por así decirlo, del producto.

A los vendedores, en general, les tengo un odio bastante preocupante. Podría escribir un libro sobre ellos. De momento, me conformo con ilustrar cómo veo yo mi trabajo y el de "mis" vendedores. No creo que sea mucho exagerar.





Lógico es, por tanto, que ganen más dinero ellos que yo. ¿No?